Todo el mundo tenemos una persona especial en la memoria, alguien que nos sigue y persigue cada día en nuestros pensamientos, que nos cuida y que nos mima como nadie más ha sabido hacerlo nunca. Para mí, mi abuelo fue, perdón, es y será esa persona especial, mi segundo padre y el olor que me recuerda al café con gusanitos (una guarrada, pero a mí me encantaba y sólo me lo permitía él) y a las larguísimas tardes de cuentos en su sillón.
Hace muy poco hizo 13 años que me dejó, bueno, que se fue a otro sitio porque él sigue estando conmigo, como dice aquella frase "una persona no muere mientras se le recuerde" y eso muy segura estoy de que no va a pasar nunca.
Él siempre confió en mí, y parte de mi vida he luchado por no decepcionarle. Solo quería dejar unas palabras aquí para él, compartir con vosotros una pequeña parte de mi vida, probablemente la más íntima: la caricia del hombre de mis sueños en mi revuelto flequillo, el aroma de una vida que nunca me abandonó, y que aún hoy cuando lo recuerdo me sigue haciendo llorar. Porque él se fue, pero no sin antes esperar que yo llegara hasta su cama, para darle una vez más el último beso de la noche, pero aquella vez sí, el de la noche eterna.
Mi abuelo, como un detalle nimio, pero que viene a cuento para ilustrar la foto, era minero, y la única foto suya que tengo en estos momentos en el ordenador es ésta. Es el primero de la segunda fila empezando por la izquierda, el más guapo y elegante sin duda (amor de nieta).
Una vez más, sólo me queda decir que lo quiero mucho, y que lo querré más aún. Ahora, como ya dije no hace demasiado tiempo, está con ella, y seguro que la mima como a nadie, como ella hizo con él y con todos nosotros.
Hace muy poco hizo 13 años que me dejó, bueno, que se fue a otro sitio porque él sigue estando conmigo, como dice aquella frase "una persona no muere mientras se le recuerde" y eso muy segura estoy de que no va a pasar nunca.
Él siempre confió en mí, y parte de mi vida he luchado por no decepcionarle. Solo quería dejar unas palabras aquí para él, compartir con vosotros una pequeña parte de mi vida, probablemente la más íntima: la caricia del hombre de mis sueños en mi revuelto flequillo, el aroma de una vida que nunca me abandonó, y que aún hoy cuando lo recuerdo me sigue haciendo llorar. Porque él se fue, pero no sin antes esperar que yo llegara hasta su cama, para darle una vez más el último beso de la noche, pero aquella vez sí, el de la noche eterna.
Mi abuelo, como un detalle nimio, pero que viene a cuento para ilustrar la foto, era minero, y la única foto suya que tengo en estos momentos en el ordenador es ésta. Es el primero de la segunda fila empezando por la izquierda, el más guapo y elegante sin duda (amor de nieta).
Una vez más, sólo me queda decir que lo quiero mucho, y que lo querré más aún. Ahora, como ya dije no hace demasiado tiempo, está con ella, y seguro que la mima como a nadie, como ella hizo con él y con todos nosotros.
9 comentarios:
y yo pensaba que con eso de 'el mas guapo' hablabas de mi... jajaja
Hombre Miguelo, todo es posible. Venga va, que te lo digo... guapo!! Un besico.
Que homenaje tan bonito Nadym.Seguro que está orgulloso de ti :) Muchos besos bonita!
Gracias Mara. Siempre quise que lo estuviera, como yo de él. Un besote preciosa.
Me ha gustado mucho querida... pero mucho!
Besicos y besos imaginarios para tu abuelo :)
Muchísimas gracias Belén, se lo merecía claro está ;) Besicos reales para ti.
Solo decir que me ha emocionado y que aunque la vida a veces sea una mierda merece la pena vivirla por algunas personas especiales que pasan por nuestra vida. A pesar de que un día nos dejan hay que estar orgullosos de haberlas tenido.
Un besito Nadym
ays ...¿que es eso del cafe con gusanitos??
Anita, claro que merece la pena. Algunas personas son simplemente geniales y nos enseñan vivir. Lo de los gusanitos... era una guarrada suprema que a mí me encantaba para desayunar. Un besote.
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