Lo que se dice

9 nov 2007

La fe y las montañas



Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios. Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.

La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio. Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de fe.

(Minicuento de Augusto Monterroso)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me encantaría poder mover una montaña... ¿qué tendríamos entonces que hacer para provocar la erupción de un volcán?

Nadym dijo...

Pues imagínate, mover la montaña y patalear por lo menos en el hueco que has dejado.

 
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