El Carnaval está ya aquí, a mí antes me gustaba mucho disfrazarme, ahora ya no lo hago, pero como hace un momento he encontrado una foto de la última vez que me disfracé, si os apetece la cuelgo en unos días para que me veáis con los pelos a lo loco. Pero bueno, no era esto lo que iba a decir ... iba a divagar un rato, que ya toca. Y ya van dos de princesas ...
Yo siempre fui "muy princesa", la más princesa del barrio, como siempre le decía a mi madre cuando aún era una enana. Y era así porque me sentía bien, porque el rosa me quedaba mejor que a la Pantera y porque mi pelo, por aquella época rubio oscuro y largo, lo envidiaba hasta la mismísima hija de la peluquera de la esquina, según mi opinión, claro.
Obviamente, en aquella época no había lugar para ser vagabunda ... porque una vagabunda jamás tendría un programa propio en la radio (que grababa con un casete cutre en mis ratos libres), haciendo caseras cuñas de publicidad, e incluso improvisando algunas canciones cuando te quedabas sin palabras, la verdad que eso sucedía pocas veces por suerte. Una vagabunda no soñaba despierta y metía cada día la mano en el vaso de Nocilla cuando mami se daba la vuelta, nunca mejor dicho era el gran placer de chuparse los dedos. Una vagabunda nunca sería la estrella de las clases de flamenco. Y una vagabunda, por desgracia, no esperaría el "regazo" de una toalla caliente a los brazos de Él para secarme después de mi ducha.
Pasó el tiempo... la niña princesa nunca perdió la ilusión por el programa de radio, aún la hizo más grande, el flamenco formó parte de su vida, tanto que aún continua con ese entretenimiento, y además no le importaría volver a disfrutar de chuparse los dedos llenos hasta arriba del delicioso chocolate. Pero ahora mi deseo es que la toalla se encuentre en tus manos y que en un día como hoy, como ayer, como los que se fueron y como los que espero vendrán, no vuelva a ser nunca jamás una vagabunda, porque siempre habrá alguien que me haga sentir princesa ... la que nunca dejaré morir, aunque la vida tan sólo pretenda clavarle la corona en el corazón e intentar hacerla muchas veces vagabunda.
Yo siempre fui "muy princesa", la más princesa del barrio, como siempre le decía a mi madre cuando aún era una enana. Y era así porque me sentía bien, porque el rosa me quedaba mejor que a la Pantera y porque mi pelo, por aquella época rubio oscuro y largo, lo envidiaba hasta la mismísima hija de la peluquera de la esquina, según mi opinión, claro.
Obviamente, en aquella época no había lugar para ser vagabunda ... porque una vagabunda jamás tendría un programa propio en la radio (que grababa con un casete cutre en mis ratos libres), haciendo caseras cuñas de publicidad, e incluso improvisando algunas canciones cuando te quedabas sin palabras, la verdad que eso sucedía pocas veces por suerte. Una vagabunda no soñaba despierta y metía cada día la mano en el vaso de Nocilla cuando mami se daba la vuelta, nunca mejor dicho era el gran placer de chuparse los dedos. Una vagabunda nunca sería la estrella de las clases de flamenco. Y una vagabunda, por desgracia, no esperaría el "regazo" de una toalla caliente a los brazos de Él para secarme después de mi ducha.
Pasó el tiempo... la niña princesa nunca perdió la ilusión por el programa de radio, aún la hizo más grande, el flamenco formó parte de su vida, tanto que aún continua con ese entretenimiento, y además no le importaría volver a disfrutar de chuparse los dedos llenos hasta arriba del delicioso chocolate. Pero ahora mi deseo es que la toalla se encuentre en tus manos y que en un día como hoy, como ayer, como los que se fueron y como los que espero vendrán, no vuelva a ser nunca jamás una vagabunda, porque siempre habrá alguien que me haga sentir princesa ... la que nunca dejaré morir, aunque la vida tan sólo pretenda clavarle la corona en el corazón e intentar hacerla muchas veces vagabunda.
"Sin más inspiración que un cigarrillo, pero con más Visa que una niña callejera, me imagino princesa de un castillo y otra vez recuerdo la dulce niña que era ..." que soy, vaya, aunque muchos se afanen en querer hacerme creer lo contrario.
6 comentarios:
Las historias estas de infancia que bonitas son...
aquí apenas de celebra el carnaval, así que nada... solo me disfracé una vez :)
Besicos
Sinceramente no me salen las palabras, no se que comentarte, excepto que es muy, muy, pero que muy bonito este articulo, de verdad que me encanta como escribes y yo no entiendo de flamenco no puedo opinar y por aqui no se celebra el carnaval, pero que lo disfrutes lo mejor que puedas, lo dicho, precioso post
Siempre hay que disfrutar de aquello que nos gusta, eso no lo olvides y que nada te quite la ilusión, ¿eh...?
Y si quieres ser una niña, siempre lo serás por mucho que el calendario deje caer las hojas.
Belén, sí que lo son y eran tan puras... Pues intenta disfrazarte, y verás qué divertido es, dicen. Besitos mil.
Browner, pues que salgan esas palabrillas que es lo mejor que tenemos. Gracias por esos halagos, pero todos sabemos que tú tampoco te quedas corto ;) Un besito.
Juan, sólo te diré eso que decían los Celtas Cortos "a veces llega el momento en que te haces viejo de repente" y muchas veces ni siquiera se puede evitar. Pero me he dado cuenta de que la ilusión es la salsa de la vida y al calendario... ¡que le den! Besines.
- Yo también soy mucho de carnaval. Pero este año y viviendo en Canarias no me va a tocar disfrutarlo. Hay que trabajar. (Maldita costumbre de comer tres veces al día)
- Supongo que las mujeres necesitais sentiros princesas de vez en cuando, lo mismo que los hombres necesitamos sentirnos machos repletos de testosterona de cuando en vez. Al menos yo lo necesito. De todas formas por lo general me gustan más las vagabundas. Son más interesantes.
Tranquilo eros, otra vez será, el curro es el curro por desgracia. Yo tampoco sé quién tuvo la "genial idea" de hacer tres comidas diarias, con el tiempo que se pierde para luego tener que volver a comer al día siguiente :P
Yo prefiero ser princesa, al menos en el sentido que lo digo. La verdad es que ser una vagabunda porque alguien te hace sentir mal y una pordiosera y casi un "sin ser" no es muy agradable. Besos.
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