En la España de Quevedo, en el Siglo de Oro, era común que la gente orinara en las esquinas, en los portales o en las mismas puertas de las casas. Para evitar estas evacuaciones, algunos vecinos ponían en las puertas y paredes especialmente críticas o atractivas, una cruz o algún santo.
Por lo visto, se comenta que el gran escritor Quevedo tenía la costumbre de utilizar comúnmente un determinado portal como urinario, siempre el mismo. Un día se encontró en él una cruz y a pesar de todo, siguió cumpliendo con su costumbre, por otra parte tan natural para la época. En su siguiente visita, junto a la cruz había un cartel con el texto: “Donde se ponen cruces no se mea”. Quevedo, que en este caso tenía claro que la gallina había sido antes que el huevo, escribió debajo: “Donde se mea no se ponen cruces”. Ingenioso el hombre ...
3 comentarios:
jajajajjajaa, era un crak este hombre jajajajajaj siempre lo preferí a Góngora :)
Besicos
hola nadym... se terminaron las fallas, la semana santa y las pascuas.... saludos desde Madrid... me estoy poniendo al dia... pronto volvere a meter caña .... saluditos de browner
Belén, es ideal, sí. A mí me gustó siempre más que Góngora también, pero el humor de ambos era del fino :D Besitos guapa.
Hola Browner, bienvenido!!! Pues sí, ya se acabó todo... y eso ponte al día y a empezar a guerrear de nuevo, espero que lo hayas pasado bien. Besitos.
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