Lo que se dice

3 ago 2007

Historia del Ratoncito Pérez

El Ratoncito Pérez es un personaje muy entrañable y muy cercano para todos los niños, y por qué no decirlo, también para los adultos. Es un pequeño y pícaro ratón de leyenda que cuando se le cae un diente a un niño y éste lo coloca debajo de su almohada, se lo cambia en las horas de sueño por un regalo.

En un principio se pensó que el Ratón Pérez, de la misma manera que las coplas que canta el pueblo, era de autor anónimo y de tiempo inmemorial, pero nada más lejos de la realidad. Este personaje se creó a finales del siglo XIX, alrededor de 1894, y su arquitecto es el Padre Luis Coloma, miembro de la Real Academia Española desde 1908.

El nacimiento del singular ratón acontece en el preciso momento que Luis Coloma recibe del Palacio Real un encargo en el que se le pide que escriba una historia cuando a Alfonso XIII, que entonces tenía la edad de ocho años, se le cayó un diente. Es entonces cuando a Coloma se le ocurre esta historia protagonizada por el rey Bubi, cariñosa manera que la Reina María Cristina usaba para llamar a su hijo Alfonso XIII.

El manuscrito se conserva en la cámara de seguridad de la Real Biblioteca de Palacio y está encuadernado en piel verde con broche y cortes dorados. La primera edición del cuento aparece en 1902 junto a otras narraciones en Nuevas Lectura. En 1911 se publica la obra por primera vez como Ratón Pérez, como obra independiente e ilustrada por Mariano Pedrero:



El cuento es la historia de "un ratón muy pequeño, con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo y una cartera roja, colocada a la espalda" que vivía con su familia dentro de una gran caja de galletas, en el almacén de la entonces famosa confitería Prast, en el número ocho de la calle del Arenal, en el corazón de Madrid, apenas a cien metros del Palacio Real. El pequeño roedor se escapaba frecuentemente de su domicilio y, a través de las cañerías de la ciudad, llegaba a las habitaciones del pequeño rey Bubi I y las de otros niños más pobres que habían perdido algún diente, despistando a los gatos, que siempre estaban al acecho.

Toda una tradición

Esta tradición ya es prácticamente universal, aunque en cada cultura adopta una forma diferente. En los países hispanohablantes se le conoce como Ratoncito Pérez, a excepción de México, Chile y Uruguay, en donde se le llama el Ratón de los Dientes, y en Argentina y Venezuela Ratón Pérez.

En nuestro país vecino, Francia, se le llama Ratoncito (la petite souris), en Italia Topolino, Topino (Ratoncito) o Fatina (Hadita).

En los países anglosajones este papel lo encarna el Hada de los dientes (Tooth Fairy). En Cataluña esta tarea es encomendada a "l'Angelet" (el Angelito). En algunos lugares es tradición tirar los dientes de los niños a los tejados de las casas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho la historia del ratoncito pérez. Espero que sigas publicando esas cosas tan bonitas que publicas. Un beso.

Nadym dijo...

Gracias guapa, y aunque ya te la haya contado yo muchas veces, espero que siempre conserves la pureza esa tuya que tanto me gusta. Y que me leas siempre, enanita. Muac.

 
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